28 mar 2022

Manuel Alejandro : Que sabe nadie.


Manuel Alejandro : Que sabe nadie.

Raphael, Rocío Jurado, Julio Iglesias, Marisol. La lista de estrellas que han cantado, cantan y cantarán las piezas de Manuel Alejandro es tan nutrida como el repertorio de este compositor y poeta. En abril, a los 90 años, viudo reciente y eterno enamorado, se presentará a solas con su piano en el Teatro Real para cantar y contar su vida a través de su obra.


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P. En su recital en el Real va a “contar y cantar”. ¿Es lo que ha hecho toda la vida?

R. Totalmente, porque no soy cantante, ni compositor, ni escritor. Soy, exactamente, un escribidor de canciones, tal y como define “escribidor” la RAE: “Escritor habitual, pero carente de talento y originalidad”. Así, sin contemplaciones. Luego, en la otra acepción, le echa un poco de vaselina a la cosa, pero todos sabemos que la primera palabra es la que vale.

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P. Algunas de sus primeras canciones —Digan lo que digan, Qué sabe nadie— hablaban de libertad ­personal en una época en la que casi todo estaba prohibido o era pecado. ¿De dónde le venía esa ventolera de rebeldía?

R. Todo eso vino de mis primeros años, cuando luchaba por encontrar mi sitio y trabajaba de pianista en bares de mala fama en Madrid. Tocaba canciones francesas, italianas, boleros… buscando mi estilo. Te estoy hablando de mediados de los años cincuenta. Venían los primeros americanos de la base de Torrejón, mujeres de la vida, homosexuales que empezaban a salir de los armarios. Incluso gente que yo conocía: flamencos, profesores de conservatorio, amigos de mi padre, gente que estaba estrenando ilusiones. El piano era como un confesionario y allí venían a desahogarse conmigo. Una noche volaban las botellas. Otra venía la policía a hacer redadas. Yo venía de una casa donde reinaba la religiosidad y ahí es donde tuve mi verdadera revelación divina. Mi escuela de vida y mi semillero de inspiración fueron esos años de pianista en prostíbulos.


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P. Pero unas cosas mejores que otras. Yo escucho Procuro olvidarte y se me erizan los vellos.

R. Y ahora se me caen las lágrimas a mí también, por tu culpa. Si tú le dices a alguien “procuro olvidarte” es que no lo puedes olvidar ni vas a poder nunca en la vida. Y eres el primero que lo sabes.

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