18 mar 2020

Hoy voy a hablar de la esperanza.

Hoy voy a hablar de la esperanza.
https://luistarrafeta.com/author/luistarrafeta/

Escribo esto el 17 de marzo de 2020. Si estás leyendo este post, te imagino como si me conocieras personalmente. Hay demasiado ruido, bulos y desmentidos ahí fuera como para añadir un “yo no soy epidemiólogo, pero…”. Por eso he dudado tantísimo en  publicar esto en mi blog de manera indiscriminada y para público general. Es algo que me gustaría compartir con personas cercanas, con las que podría hablar en los mismos términos, en cualquier terraza de cualquier bar, tomando una caña -como espero que volvamos a hacer no tardando tanto-. Y me imagino a un interlocutor preocupado, en ocasiones hasta hecho polvo, con la situación de incertidumbre que ha supuesto el tema del COVID19, una crisis global cuyas consecuencias son aún incalculables.

(..) 1) Es la guerra
Lo primero que quiero dejar, cristalinamente claro, es que la situación no es ninguna broma. Ahora mismo, el principal “valor a preservar” son las vidas humanas. Hay muchas en juego de manera directa e indirecta. Porque sufran una enfermedad agravada, o porque los servicios sanitarios se encuentren colapsados y una simple apendicitis no pueda ser atendida.
El coste en vidas, inevitablemente, va a ser alto. Lo más probable es que la mayoría de nosotros va a tener gente conocida, más o menos cercana, que se vaya antes de tiempo. Y eso hay que asumirlo.
Personalmente, no puedo evitar ver en esas muestras de solidaridad en las ventanas, esos discursos del presidente, resonancias de los momentos previos a las guerras. Esta vez el enemigo es de otra especie, invisible y casi fantasmagórico. Lo prefiero. Nos mantiene a los humanos en el mismo bando.
La estrategia que estamos llevando a cabo en la mayoría de los países de “Aplanar la curva” es un decisión que nos define. Estamos dispuestos a trabajar y sacrificarnos por los más vulnerables. Aunque no seamos capaces de medir todas las consecuencias de esta decisión todavía.
A este respecto, creo que merece la pena leer bien este artículo del gran Nacho López Goñi: la vacuna somos todos.
Un matiz importante que a menudo creo que se entiende mal: aplanar la curva no significa evitar que la gente enferme. Sino evitar que todo el mundo lo haga a la vez. Pero el plan pasa porque enfermemos la mayoría. Al menos, los más sanos.

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