Asumir
la realidad de la escuela vasca
Las últimas evaluaciones internacionales PISA 2015 y PIRLS 2016
han puesto en evidencia que la comprensión lectora en la lengua materna o de
instrucción al acabar el proceso de lecto-escritura inicial en 4° de Primaria (con
muestra ampliada, no de país) y al finalizar la enseñanza obligatoria 4° de la
ESO es inferior a la media de la UE y de la OCDE.
Si bien en 4° de primaria esto pudiera ser esperable, debido
fundamentalmente al cambio mayoritario de lengua del entorno a lengua del aula –lo
que ralentiza la comprensión textual respecto a los monolingües con los que se
les compara-, más problemático es el caso de Pisa donde se mide la comprensión
lectora -fundamental en el aprendizaje. El hecho de llegar al final de la
enseñanza obligatoria sin la debida comprensión lectora nos debería ayudar a
reflexionar acerca de la no distinción entre política lingüística y política
educativa.
La política lingüística y la oficialidad han logrado un
incremento significativo del número de conocedores de la lengua vasca, no así
de su utilización. Donde más se nota es en la audiencia de los medios de
comunicación en euskera. La política educativa exitosa en cuanto a índices
educativos finales (número de titulados, bajo índice de abandono escolar, etc)
no lo es en igual medida cuando se compara con otros sistemas educativos en
base a evaluaciones de competencias comparables al margen de curriculums específicos
y que sean concordantes con la educación del Siglo XXI.
Si en el caso de la política lingüística se es consciente de la
debilidad del euskera en la vida social, no se tiene tan
en cuenta el
desequilibrio del idioma de instrucción en el aula respecto al idioma en el hogar, sobre todo en la red pública donde el 80%
es modelo D, cuando el porcentaje en el hogar llega al 15%. Sin embargo, la red concertada donde el 40%
es modelo D, al igual que en modelo B, aunque no reflejen la realidad
lingüística no están tan alejadas de ella.
Siendo el índice de no idoneidad –alumnado que no esta en el
curso que le corresponde- del 20% en ambos niveles (4ª de Primaria y 4ª de la
ESO) y a pesar de que tanto el gasto educativo, el ISEC y la formación de los
padres es de los más elevados del estado -variables que en todas las
evaluaciones suponen un incremento del rendimiento-, en Euskadi esto no
repercute en la comparabilidad externa,
pero sí en la interna. Esta dicotomía se refleja cuando no se modifica el
sistema bipolar de la red pública y la concertada y del cambio de lengua entre
el hogar o entorno y el del aula para el aprendizaje.
Nadie quiere afrontar el debate, que evidentemente es necesario.
Pienso que todas las medidas parciales (plan lector, etc. ) que no impliquen
cambios profundos en el sistema educativo tendrán dificultades para reflejarse
en la comparabilidad externa. Espero que se aborde este debate cuanto antes, de
otro modo PISA 2018 nos devolverá en 2019 a nuestra realidad no asumida.