Cuando Gillian Anderson (Chicago, 54 años) hizo su audición para protagonizar Expediente X, tenía tan poca experiencia que no sabía ni lo que eran las marcas en las que se colocan los actores. Nueve años después, cuando finalizó la primera etapa de la serie, era una estrella de fama planetaria premiada con el Emmy y el Globo de Oro y su personaje, Dana Scully, un icono televisivo cuya influencia trascendía la pantalla.
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El desdén con el que la recibió Fox por su supuesta falta de atractivo hoy puede sonar ridículo y simboliza la ocasional distancia entre los gustos de los ejecutivos del entretenimiento y los del público. Durante la emisión de la serie, la revista FHM la nombró dos veces la “mujer más sexy del mundo” y People la incluyó en su lista de 50 personas más bellas. Nunca los pacatos trajes del FBI y las aburridas gabardinas beige habían resultado tan sexis. Anderson consiguió convertirse en un icono sexual sin enseñar ni un centímetro de piel.
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Hace una década le llegó otro personaje que ha marcado su carrera, la inescrutable y moralmente ambigua Stella Gibson de La caza. “Desde entonces, los fans han dejado de preguntarme por Expediente X, solo me preguntan por Jamie Dornan”. Allan Cubitt escribió el guion pensando en ella. Aunque habían pasado más de dos décadas desde que interpretó a Scully, su fría y cerebral detective seguía resultando una extraña en un mundo de hombres y su sexualidad desinhibida resultaba igual de desafiante. “¿Por qué sigue siendo tan chocante en nuestra sociedad que una mujer elija claramente estar soltera y tenga el deseo de tener un rollo de una o dos noches?”, se preguntaba en The Telegraph. Lo que no ha cambiado es su capacidad de resultar sexy sin demasiados aditamentos. En La caza tan sólo necesitaba enfundarse en unas impecables camisas de seda para convertirse en un objeto de deseo.
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Ningún desafío ha sido mayor para ella que meterse en la piel de Margaret Thatcher en The Crown, un personaje real que está en la mente de muchos espectadores, al igual que la interpretación que le valió el tercer Oscar a Meryl Streep. Anderson superó con nota su trabajo en la serie creada por su por entonces pareja, el dramaturgo Peter Morgan (ha estado casada dos veces y tiene tres hijos). Ganó el Emmy y el Globo de Oro. Morgan fue quien le aconsejó que interpretase el personaje que le ha supuesto su último éxito, la Jean Milburn de Sex Education. Su primera reacción al empezar a leer la historia de la terapeuta sexual y su hijo adolescente fue tirar el guion a la basura.
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Cuando se cumplen 30 años del estreno de Expediente X, la serie que la puso en el mapa, Anderson tiene la agenda repleta de proyectos y derriba el mito que habla de la invisibilidad de las actrices a partir de los 50 años. Esta semana se estrena en Netflix Los crímenes de la academia, un thriller gótico en el que comparte protagonismo con Christian Bale
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