4 ene 2023

Es un superviviente: Salvame!

 

Jorge Javier Vázquez: «Todos los días nace un famoso»


Se abre el telón, aparece el maestro de ceremonias y la fiera se sube al estrado. En uno de los primeros programas de Sálvame todos aparecieron disfrazados de esa guisa circense y nadie duda que Jorge Javier Vázquez (Badalona, 1970) es el gran experto en leones, tigresas y felinos de esa feria de las vanidades llamada prensa del corazón. Conversador pausado, de ironía taciturna, es nuestro particular Howard Beale (Network, un mundo implacable) y esperamos que aquella bala que es la audiencia nunca llegue a su corazón. Que, en contra de lo que dicen sus enemigos, tiene y cultiva: toda su obra literaria es el eco de ese niño en soledad que se entusiasmaba con la revista Lecturas.

Siempre te he imaginado como un niño con gafas y mofletes leyendo el Pronto o el Teleprograma en Badalona. ¿Cuánto hay de verdad en esa imagen?

El Pronto lo leía poco…

¿Cuál era tu revista entonces?

En nuestra casa era más el Lecturas; el Teleprograma no lo leía casi.

¿No leíais ¡Hola!

El Teleprograma lo compraba una tía mía y luego el ¡Hola! lo compraba otra. Este último me aburría profundamente: hablaba de gente que me interesaba más bien poco y no conocía de nada. El Lecturas era un corazón más de calle.

¿Qué suponían esas revistas en tu infancia? ¿Un pasaporte a mundos lejanos de tu Badalona charnega?

Fueron entretenimiento y luego me sirvieron muchísimo cuando llegué a Madrid. Lo hice en el 95, cuando había mogollón de photocalls, estrenos de teatro…

Son los años, incluso, donde Mar Flores y Sofía Mazagatos montaron esa agencia de modelos castiza en la capital, copia pedestre de la parisina Elite

Por esa época, sí. Me sirvió mucho ese aprendizaje que te cuento porque cuando estaba en ese mundo las agencias cubrían las informaciones de rebote. Ellos no conocían quiénes eran los personajes…

Qué leías de adolescente? Eres de los pocos periodistas de televisión con un bagaje de lecturas…

Creo que la gente se piensa que tengo más bagaje del que verdad poseo. Mira, lo que me llamara la atención. Miguel Delibes

Delibes leído desde Barcelona es muy marciano: es el gran autor del pobre castellano.

Hostias, no lo había pensado. Leía mucho a Delibes y leí con fruición Los gozos y las sombras de Gonzalo Torrente Ballester. Es una trilogía que me encantó. De jovencito me impactó La historia interminable. De más adolescente, en la universidad haciendo Filología, leía todo lo que publicaba Carmen Martín Gaite.

Tiene un ensayo precioso, Usos amorosos de la posguerra española, de una sensibilidad admirable.

Es maravilloso. Me impactó mucho también Nubosidad variable, del cual me enteré de poco y luego con los años lo he ido entendiendo. Es una delicia cómo está escrito, cada página es una obra maestra. Luego me acuerdo de que Carmen Martín Gaite iba a la Facultad de Filología en Barcelona a dar «recitales»: no voy muy desencaminado con esa definición ya que cada conferencia suya las aulas se llenaban. Se la recibía como una rockstar, era un acontecimiento.

¿Qué pasará cuando acaben esas sagas? ¿Quiénes serán los siguientes?

No lo sé. Yo tenía gran esperanza en las influencer, pero no sé si se podrá. Para captar la atención del público debes tener un bagaje existencial que estas no tienen. Es otro tipo de producto.

Hay una especie de capacidad de crear monólogos absurdos de la nada que tienen gente como Isabel o Anabel Pantoja e incluso Belén Esteban. Son una especie de cultura oral hispana —ese bagaje existencial que llamas— que encantaría a Jean Paul Gaultier. De subtitular esas piezas al francés se las llevaría sin billete de retorno a París como le pasó antes a Carmen Maura…

No lo sé, ahora hay mucha información, muchos canales. Antes había menos y era mucho más sencillo que alguien se convirtiera en motivo de interés. Ahora hay tanto para elegir que es muy difícil que destaque.

Vamos a la actualidad, a Sálvame. ¿Cuánto debe el formato a David Valdeperas?

David Valdeperas llegó más tarde, se incorpora primero al Deluxe. Los primeros directores fueron Raúl Prieto y Carlota Corredera, y empezamos con un programa para comentar Supervivientes donde se hablaba de todo menos del programa. Luego nos pasaron a la tarde y posteriormente llegó David Valdeperas. Él y Alberto Díaz hacen un tándem perfecto: el primero tiene una capacidad de show espectacular y el otro es más racional. Yo me río mucho con Valdeperas, y cuando un colaborador se queja le dice «¡esto es un show! ¡esto es un show!». Tiene muy metido en la cabeza el espectáculo y eso es fundamental en un mundo como este.

(...)

No hay comentarios: