10 abr 2022

La educación no es tan equitativa como nos gustaría.

 Alejandro Tiana: “La enseñanza actual tiene un aprendizaje excesivamente superficial y memorístico”

El 'número dos' del Ministerio de Educación explica lo que se ha querido hacer con los currículos, señala que muchas críticas parten de “ideas preconcebidas”, rechaza que haya una rebaja en la exigencia y defiende el cambio de modelo porque hará “más profundo el aprendizaje”

— Los nuevos currículos de Secundaria, una “revolución” que deja elegir a los docentes el contenido de las asignaturas

Tiana recibe a elDiario.es en su despacho apenas dos días después de que el Consejo de Ministros apruebe los criticados currículos de Bachillerato y complete con esto la primera fase del desarrollo de la Lomloe. Sostiene Tiana que la idea es dar más margen de maniobra a centros y docentes aunque admite que esto dependerá finalmente de las comunidades y asegura que no se rebaja la exigencia al alumnado, como se ha criticado, y que de hecho el aprendizaje será “más en profundidad”. También está convencido, pese al ruido, de que la reforma tiene más defensores que críticos entre el profesorado.

El currículo gira hacia un enfoque competencial, es quizá lo que se ha vendido como el mayor cambio. ¿Cómo le explica a alguien que no está metido en el mundo educativo en qué consiste esto?


Diría que sobre todo es hacer más profundo el aprendizaje. Que aquello que se aprende se aprenda con más profundidad y se pueda aplicar mejor. No quiero caricaturizar la enseñanza actual, pero tiene un componente de un aprendizaje excesivamente superficial y memorístico. Y no digo que la memoria no juegue un papel, pero por ejemplo yo veo en mis hijos lo que significa preparar determinadas materias en el Bachillerato y es aprenderse una serie de cosas para soltarlas en el examen. No es el aprendizaje al que aspiramos.


En Literatura, digamos, la idea no es que los alumnos conozcan cada autor y cuatro rasgos principales, sino que conozcan cómo ha evolucionado la literatura, que le cojan gusto, qué significan determinados hitos que se han ido produciendo. Creo que es más formativo esto. Nuestro modelo tuvo algún periodo que intentaba trabajar así. Por ejemplo, el primer COU [Curso de Orientación Universitaria, actual 2º de Bachillerato] que hubo no tenía temarios amplios, pero se fue dejando este modelo. No sé muy bien por qué, pero no porque no diera buen resultado.


La Historia, hasta que fue ministra Esperanza Aguirre, no se estudiaba entera. Pero en algún momento se consideró que todos los chicos tenían que aprender toda la Historia de España. Los docentes decían que eso es imposible, que no da tiempo a estudiarlo todo. El foco principal es que los chicos no solo aprendan conocimiento, que lo tienen que hacer, sino que también aprendan el significado de ese conocimiento y lo sepan aplicar.


Habla de un “conocimiento más profundo”, pero eso choca con las críticas acerca de que se rebaja la exigencia.


Dejo de lado las críticas que tienen connotaciones puramente ideológico-políticas porque creo que son otra cosa, pero hay críticas que responden a ideas estereotipadas de los que son los procesos de enseñanza y aprendizaje. Cuando un docente trabaja con los alumnos lo que se plantea es: “¿Cómo consigo que pueda dominar todo esto de la mejor manera posible?”. A medida que metes programas inabarcables dificultas este tipo de actuación. Creo que hay una confusión en la cantidad de conocimientos que puedes tener independientemente de la cantidad de profundidad. Mides solo la cantidad y no el grado de conocimiento. No estamos inventando nada sorprendente. Los países que están haciendo cambios en sus currículos, como Portugal o Finlandia, van en esta dirección.

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Me refería a la parte en la que solo se puede suspender una vez por etapa, por lo que hay un punto en el que el alumno va a pasar de curso sí o sí.

Eso está basado en la convicción –no solo de este equipo ministerial, nos lo han dicho nacional e internacionalmente– de que repetir por sí mismo no soluciona los problemas. Si esto fuera así no tendríamos ningún problema que solucionar porque tenemos mucha repetición. Países cercanos a nosotros que eran muy repetidores y se han tomado esto en serio están bajando mucho la repetición. Por ejemplo, Francia y Portugal, nuestros dos vecinos, están mejorando sus resultados.

Cuando uno ve en PISA los resultados de los repetidos son peores. Por muchas razones: trabajan con niños más pequeños, están repitiendo cosas que ya hicieron... No es un modo de estimular la mejoría. Y la idea de que si no lo haces así eliminas el esfuerzo... pues tenemos cantidad de ejemplos de países que no lo hacen así con resultados fantásticos. Finlandia, Japón, Corea tienen un 5% de repetición como mucho.

El mejor método es buscar las dificultades cuando se plantean y entonces recuperarlas. Eso nos obliga a más cambios de funcionamiento. Los centros tendrán que tener recursos para el alumnado que corre el riesgo de quedarse rezagado, etc. Si no ponemos medidas para recuperar a estos alumnos no funcionará nada. Pero veo muchos docentes que están muy convencidos de que si les damos ocasión, apoyo y refuerzo lo van a hacer bien.

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