El catedrático, uno de los siete expertos elegidos por el Ministerio de Educación para diseñar el vuelco a la enseñanza, afirma en esta entrevista que muchos de los aprendizajes del actual currículo “en realidad, no son imprescindibles, son deseables”.
César Coll (70 años, Benicarló) es catedrático emérito de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad de Barcelona. Participó en la elaboración y desarrollo de la ley de educación aprobada por los socialistas en 1990 que amplió la educación obligatoria hasta los 16 años, la Logse. Y es uno de los siete expertos elegidos por el Ministerio de Educación para sentar las bases del nuevo currículo escolar, que abarca todo aquello que los alumnos aprenden en primaria y la ESO y cómo se evalúa. Coll responde a la entrevista telemática desde el salón de su casa en Bellaterra, cerca de Barcelona, que se ve ordenado, lleno de libros y bañado por la luz del jardín.
¿En qué consiste aprender por competencias?
Consiste en tener claro que el conocimiento se adquiere y se tiene para poder hacer algo que tenga sentido a nivel personal y social. Un ejemplo: si uno de los retos fundamentales es la sostenibilidad desde el punto de vista económico y del medioambiente, es evidente que para ello hacen falta muchos conocimientos. Pero si uno no los pone al servicio de actuaciones que mejoren la sostenibilidad y el medioambiente, esos conocimientos son inertes. Un enfoque competencial no quiere decir que los conocimientos no son importantes. Son importantísimos, porque si uno no los tiene, no puede actuar de manera eficaz y eficiente. Pero el énfasis se pone en utilizar el conocimiento. En actuar de manera competente.
La clave de nuestra propuesta no son solo las competencias, sino cómo se tienen que desarrollar para afrontar los grandes desafíos del momento de una manera eficaz y eficiente y desde la perspectiva de unos valores éticos determinados. En el ejemplo del consumo responsable (una de las metas que fija el nuevo currículo), lo importante es que al término de la educación básica los chavales hayan desarrollado las competencias necesarias, lo que exige ciertamente haber adquirido muchos conocimientos, para poder consumir de manera eficiente, eficaz y sostenible. Algo que pueden relacionar con lo que hacen fuera y con los problemas que encuentran.
Los aprendizajes básicos imprescindibles son aquellos que, si un alumno no los tiene, ello va a condicionar su futuro, le va a impedir hacer un proyecto de vida personal y profesional satisfactorio. Y hay otros que son deseables: cuanto más sepa mejor, pero si no los tiene a los 16, los puede adquirir a los 22 y no le pasará nada. O a los 38, o a los 70. Nuestra propuesta es que todos los alumnos adquieran los primeros y que todos los centros ofrezcan a todos los alumnos cuantos más aprendizajes deseables posibles mejor, eligiendo, dentro de su autonomía y atendiendo al perfil de su alumnado, aquellos que consideren adecuados. El problema del currículo actual es que muchos de los aprendizajes imprescindibles no están. Y muchos de los aprendizajes que hay, en realidad, no son imprescindibles, son deseables.
No proponemos solo garantizar que todos los alumnos adquieran unos aprendizajes básicos para que no sean excluidos socialmente, sino que los centros también ofrezcan al alumnado alcanzar el máximo al que puedan llegar. Y una cosa no quita la otra: hacer un currículo abierto, competencial, que permita la personalización y dé mucha autonomía a los centros exige de las Administraciones educativas que creen las condiciones adecuadas en profesorado, ratios, tiempo para que los docentes se coordinen y planifiquen, y formación. Lo que a su vez implica una necesidad de inversión y dinero.
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