La España segregada
Pese a que esta situación en España no es equiparable a la de los guetos de Estados Unidos o las banlieue de París, en España la separación por comunidades extranjeras existe. En este sentido, la de la comunidad marroquí es la más observada en el campo académico, ya que constituye la nacionalidad extranjera más numerosa de España y, además, la que tiene mayor antigüedad.
En este sentido, Catalunya y Andalucía agrupan más del 45% de las 934.000 personas residentes en España y nacidas en Marruecos. No es de extrañar, pues, que sea en estas comunidades donde se materializan mayores contrastes.
(..) Según lo anterior, el contraste se origina por una limitación económica y se acentúa en el momento en que se produce la white flying (la fuga blanca), que es el proceso mediante el cual el autóctono cambia de lugar de residencia cuando aumenta la proporción de extranjeros en su zona. Juan Carlos Checa, profesor de Geografía en la Universidad de Almería que ha investigado en profundidad la segregación residencial en España, explica que “los académicos estadounidenses han fijado en 22% el punto de inflexión a partir del cual los autóctonos se mudan a otras zonas de la ciudad con menos extranjeros”.
Cuando la llegada de ciudadanos de otras nacionalidades se solapa con los flujos de migración internos se producen excepciones singulares. Tras más de 30 años de despoblación continua, la España vaciada es terreno fértil para este tipo de fenómenos.
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