(..)La fiesta, pese o no a los concejales del ramo y a la coordinadora de comparsas (o lo que sea eso), es la gente. Se puede prescindir de los concejales, de las comparsas (¿o habría que decir txosneros?), pero nunca de la gente. Reconozco que este año sólo he estado dos días en Bilbao, pero la constante se mantiene. Ese aluvión de personal, lo he comprobado, es lo que más emociona a nuestros visitantes extranjeros, esa madrugada repleta como en Estambul (nunca caminarás sólo en esta magnífica ciudad), vociferante (como Nápoles), abigarrada (como Nueva York, una bilbainada nunca viene mal), estiradilla (como Londres o París), semioculta (como Praga) en el gentío.
Como se dice que los vascos nacemos donde nos da la gana, tengo la sensación de que decidimos nacer en el Mediterráneo. Que eso de la ciudad gris, laboriosa, anglófila, seria, discreta, de sastre y camisa a medida con iniciales. Que una cosa es la geosociopolítica y otra las entrañas, y resulta que por dentro nos corre la sangre alborotada.(..)
Y además todo de balde (gratis). Hoy concierto de Amaral.
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2 comentarios:
Bueno Raimundo, me parece que hay de todo entre los comparseros y comparseras, tal y como sucede en cualquier colectivo amplio y plural.
Y en mi opinión, crítica a menudo pese a pertenecer al colectivo, no todos son txosneros entendido en sentido negativo.
La intención no era esa, pero esta leido que cada uno interpreta lo que quiere.Me debo estar haciendo muy viejo, este año con un bocata en Txomin Barullo he tenido bastante. De pie ni....., Amaral un par de dias de fuegos y poco más.
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