"Nunca me siento como si estuviera trabajando"
Que en Euskadi haya tres festivales de jazz y que se llenen los recintos cuando no se interpreta jazz y esto dure y dure... tiene que ser algún merito de los organizadores y alguna complicidad de los que vamos justamente a no ver jazz en un festival de jazz. Financiamos el jazz y para recompensar nos traen lo que queremos (lo mejor de cada momento, cada año, Diana Kroll, Bryan Ferry, Phill Colins, etc..) a los maduritos que no cuadramos en otros festivales. Somos superentables, adelantamos el dinero, no tienen que abrir la taquilla, sabemos esuakra si hace falta, algo de ingles para fardar, consumimos el fin de semana en la ciudad y provincia, guardamos cola ordenadamente hora y media antes y no causamos ningun problema. Algún@s que se empeñan en verlo mal sentados y que la seguridad les conmina a abandonar,todo por vender alguna que otra entrada de más. Eso si sentados como Dios manda y con un sonido que te cagas de bueno para un directo en un pabellón de deportes. Deben poner patatas en el techo para amortiguar y que se oiga tan bien.
Super buen concierto sin sobresaltos, lo malo es que despues del trajin del día: visitas turisticas (la catedral preciosa), comida copiosa, algo de alcohol, ausencia de siesta y con la voz monótona casi nos dormimos del relajo de esta musica engatusadora ( Don´t Know Why). Si llegamos a estar en el hotel hasta el día siguiente. Concierto currado ( hora y media), pausado (sin estridencias, profesional), melódico ( todo tipo de guitarras e instrumentos) , un encanto de musicos excelentes y equipo de sonido. Pero necesitamos un poco de marcha para seguir luego con algo más y este encanto con vestido mexicano y zapatos rojos a juego con el lazo no se lo trabajó. Entonces nos dimos cuenta: era jazz y nos faltaba el bourbon. Que listo eres Añua. El año que viene tambien volveremos.
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