La botadura de un barco siempre es un acontecimiento singular para los trabajadores de La Naval, mucho más para mí que nací enfrente del astillero.
Ceremonia sobria y con poco glamour, una centena de asistentes, tantos como invitados vip.
El buque, de 191 metros de eslora y 40 de manga, es el más grande del mundo de su categoría, junto con su gemelo, el Simon Stevin, también construido por La Naval —en 2010—, y también encargado por el armador Jan de Nul. Es el noveno barco construido en Sestao para el grupo belga desde 2002. Como su gemelo, el hermano pequeño también se dedicará a cubrir tendidos submarinos de cable y tubería o fijar estructuras de explotación submarina de gas o petróleo.
La fabrica esta igual que hace 50 años, es de extrañar que no se haya cambiado nada ni la entrada, ni las oficinas, no tienen ni una mano de pintura. Para hacer los mejores barcos del mundo no hace falta ni diseño ni marketing externo.
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