Cuando las sociedades florecen o dan fruto, cuando viven años de expansión, enriquecimiento o victoria guerrera, no es infrecuente la aparición de personajes que alcanzan la notoriedad por su escepticismo, por la distancia que interponen entre sus conciencias y los gloriosos acontecimientos que todos celebran. Estos aguafiestas solían tener un agudo sentido del ridículo y trabajaban su personaje con prudencia aunque también con arrojo. Sabían que el grueso de la población detesta que le perturben la siesta y que los grandes personajes que aumentan su poder y su riqueza con los "gloriosos acontecimientos" pueden aplastarles con total impunidad.(...)
Se acabó el arte de la disidencia, es una forma de pasado. Escribo este artículo con motivo de la reciente muerte de Jean-François Revel y como homenaje al último emmerdeur de Francia. En el lugar que antes ocupaban los insumisos como él, haciendo equilibrios mortales para que no les rompieran la crisma, ha colocado su rotundo trasero la ufana tropa de corderos con denominación de origen que bala su bondad infinita desde todos los medios de comunicación hasta ensordecernos.
Y cuando los borregos están gorditos, los lobos aúllan de contento.
Félix de Azúa es escritor, muy culto y ademas tiene blog, y a veces muy mala hostia, escribiendo se entiende. Otro de los pocos que sabe de qué habla, aunque nos joda.