LA ESTRELLA DE HOLLYWOOD SIN PELOS EN LA LENGUA
(..) Everett era Cary Grant, era Oscar Wilde y era un audaz recurso de guión: estaba dentro de la película pero, a todas luces, se comportaba como lo haría (una versión más atractiva y más ingeniosa de) un espectador gay que hace comentarios mordaces desde el sofá para regocijo de su mejor amiga sentada a su lado. Rupert Everett era una estrella inevitable. Pero su carrera nunca despegó por culpa, según a quién se le pregunte, de su carácter corrosivo, de ser un bocachancla o de vivir fuera del armario.
(..) “Julia Roberts es tan caprichosa como un caballo de carreras, hermosa y teñida de locura, y en una ocasión se ofreció a acercarme al rodaje... a bordo del jet privado de Sony. Entonces presencié toda la maquinaria en acción, la grandeza de Hollywood transportando su mercancía de un lugar a otro”, escribió en su libro, donde además describía a Sharon Stone como una diosa, “y solo cuando comenzaron los ensayos comprendí algo que se me había escapado: que está absolutamente trastornada. Pero no lo digo como una ofensa, estar desquiciada es un requisito para trabajar en el show business”.
Sobre el conservadurismo promovido por Hollywood: “Yo estaba allí durante los prolegómenos de la guerra de Irak y nadie estaba en contra de ella. Es como si los americanos fuesen incapaces de acceder a nada que no esté dentro de la burbuja de la realidad cinemática y el culo de J-Lo”. Sobre ser un hombre gay pasados los 50: “Yo podría prenderme fuego en un bar gay y la gente solo se inmutaría para encenderse los cigarros con mis llamas. No quiero acabar sacado en brazos de una discoteca a los 70 años vestido con una camiseta estampada y una gorra”. Sobre la globalización: “Uno ya no puede perderse en París porque te encontrarás al mismo marica con el que tomaste cócteles la semana pasada en Vauxhall. Todo el mundo se está moviendo. Gracias a Dios pronto nos quedaremos sin petróleo”. S
De nada sirve preguntarse cómo habría sido la vida de Everett de haberse quedado en el armario, lo que está claro es que la vida que sí ha vivido ha sido de todo menos aburrida.
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