«No sé si ahora me siento más seguro en ningún aspecto. Uno nunca sabe lo que va a pasar en el mundo».
De Niro dice al respecto:
«¿Si simpatizo con la CIA? Claro que simpatizo, esos tipos hacen un trabajo que alguien tiene que hacer. A medida que te haces mayor tienes que adquirir más y más compromisos y eso cambia tu perspectiva de las cosas». Y añade: «Conté esta historia sin ánimo de crítica. No es una película que busque criticar o dejar de criticar a la CIA, es una película hecha por un americano que vive en América. Hubo momentos durante la revisión del guión que tuve que cortar escenas que me hubiera gustado rodar -como lo de Irán-, que tuve que eliminar, pero nunca lo hice pensando en el criticismo. Creo que he presentado los hechos de la manera más directa posible y ahora es trabajo de cada uno hacer su propio juicio».
Empecemos diciendo que un italo-americano, Robert de Niro, es el que hace con El buen pastor la mayor investigación-crítica-balance de lo que cabe llamar quintaesencia de la anglosajonidad, o lo que los anglosajones consideran que es ese precipitado químico y social de sí mismos, entendiendo aquí anglosajonidad en el sentido más amplio del término, con inclusión de irlandeses de adecuada condición, escandinavos y germánicos. Y puede que porque es italoamericano, De Niro ha sido capaz de ver a este grupo de élite como raramente lo habría podido hacer alguien que se contemplara a sí mismo.(...)
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