Si hay un bonito problema artístico, filosófico y absolutamente actual, ése es el del Original. Atacado por todas partes, el Original retrocede y se refugia en su madriguera, desde donde observa el pavoneo de las novedades. Lo han visto pasar cubierto de harapos y abrazado al último cuadro pintado al óleo en el hemisferio occidental. El Original ha sido suplantado por el Simulacro, el cual sale bastante más barato, permite la reproducción sin poner cara de asco, no cambia de valor aunque se hagan millones de copias y gusta más a la gente. (...)
Obsérvese, además, que todo Simulacro se pretende más Histórico, más fundado en la Verdad originaria, más Real, más Justo, que el pobre Original, de modo que ni siquiera se presenta como un invento, sino como la más antigua antigüedad, lo que es debido, lo que latía en el fondo prehistórico del Pueblo, lo cual viene certificado en el recibo y garantizado por grandes firmas locales. Conclusión: contra el Simulacro no hay quien pueda. Va a conquistar el mercado nos pongamos como nos pongamos. Es lo que está mandado. Aunque, eso sí, tendremos muchas dificultades para tomárnoslo en serio. Ni como recuerdo de guerra.
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