Que se dedique un año a la ciencia es una buena noticia. Sin embargo, cuando se dedica un año a un tema determinado significa, generalmente, que ese tema está en crisis. ¿Realmente, la ciencia y, en particular, la química están en crisis? Si valoramos las vocaciones y el interés que nuestros jóvenes muestran por la ciencia, ciertamente podemos decir que sí está en crisis. Esta preocupación se incrementa por el modo en que nuestra sociedad -a diferencia de otras sociedades de países tecnológicamente más avanzados- percibe la necesidad de una apuesta decidida por la investigación científica para mantener e incrementar el bienestar social alcanzado. El objetivo de este Año de la Ciencia debe ir encaminado a modificar esta tendencia mediante el conocimiento de los hechos y personajes que han hecho de la ciencia una de las actividades más sublimes de la creación humana.
Mendeléiev: rebeldía y pasión por la ciencia
Los químicos celebran, en el Año de la Ciencia, el centenario de la muerte del genial ruso.
El ser humano es química: en nuestro cuerpo existen 60 elementos químicos diferentes. Es cierto que no todos se hallan en la misma proporción, destacando por su mayor presencia: oxígeno, carbono, hidrógeno, nitrógeno, calcio, fósforo, potasio, azufre, sodio y cloro. Entre los menos abundantes encontramos: oro, escandio, tántalo, vanadio, torio, uranio, samario, berilio y wolframio. Entre unos y otros podemos encontrar todavía 40 elementos químicos más. Es decir que, sin ánimo de presunción, somos uno de los ejemplos vivos más sublimes de la tabla periódica.
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